divendres, 14 de desembre del 2012

HÈLSINKI

Hyvää perjantaita kaikille!
Ja és divendres... i els divendres anem de viatge. I com darrerament ja fem, ens en tornarem a Finlàndia.
Finlàndia és un dels països que, a l'hivern, associem directament amb el Nadal... per la neu que normalment hi cau per aquesta època, per les seves tradicions, pels sobris ornaments per a decorar les festes de materials tan naturals com la fusta dels seus meravellosos boscos (i que la fan pagar careta). 
Però... concretament, aquest país destaca, per damunt dels altres, per una raó molt especial... també màgica. Tradicionalment, Finlàndia és la terra on viuen el Pare Noel (Joulupukki) i els seus ajudants (tontus), i hi tenen la fàbrica de somnis que repartirà alegria durant les festes de Nadal. Aquest lloc es troba al nord del país, a Lapònia (suposadament en un lloc remot, prop de la frontera amb Rússia, a Korvatunturi; però la seu social sembla que s'ha establert permanentment a Rovaniemi).

El 4 de desembre de 2012, el diari El Mundo, a través del suplement de viatges Ocholeguas.com, publicava el següent reportatge, amb text i fotografies de Rafa Pérez...

Laponia, Finlandia
En trinero tras la aurora boreal


Cuando vuelas en invierno desde Helsinki hasta Kittilä, en la Laponia finlandesa, por la ventanilla del avión sólo alcanzas a ver enormes extensiones blancas, monótonas, tan solo rotas por ríos y lagos helados o por alguna oscura mancha de densos bosques de coníferas. Cuando aterrizas, el choque es inevitable: has salido de la cómoda existencia de sofá y pantuflas para plantarte en un lugar con un par de decenas de grados bajo cero, las capas de ropa que llevas te hacen parecer una matrioska y escuchas una lengua digamos que complicada para el oído latino.


Para acabar de redondear la escena, te metes en un hotel que se llama Reno Loco (Hullu Poro). Te sientes como en mitad de una película de Kaurismäki. Es al cabo de un rato cuando te das cuenta de que el director finlandés es un genio y que las posibilidades en el invierno de Laponia son muchas. Si somos estrictos, el periodo de kaamos abarca algo menos de dos meses, cuando el sol no asoma por encima del horizonte y sólo se recibe su luz. Pero esa luz tan especial de la noche polar, tenue, azulada, aterciopelada, se deja ver durante casi toda la temporada invernal.

Las luces del Norte
Es la época de las auroras boreales, entre los meses de noviembre y marzo. Aunque en años excepcionales –el 2013 lo será– las luces del Norte bailan en el cielo desde mucho antes y tardan algunas semanas más en desaparecer. Es el sol y sus corrientes lo que las provocan. Pero sobran iones y gases, en definitiva explicaciones científicas, ante la emoción de poder contemplar semejante espectáculo en vivo. Una de las mejores formas de ir en busca de la aurora boreal es conduciendo nuestro propio trineo de perros, bien por espacio de unas pocas horas o en un completo safari de varios días de duración.




Es el sol y sus corrientes lo que provocan las deseadas auroras boreales.
Cada año, a principios de noviembre, el centro de vacaciones Harriniva cuelga su cartel de abierto por invierno. El centro, junto al río Muonio, alberga una de las principales granjas de perros para actividades en la nieve. Por la mañana temprano, desde la cafetería, se escuchan los aullidos de los perros, preciosos ejemplares de husky, alaskan y seppala. Los animales saben que hay clientes, que van a salir, y se comportan de manera nerviosa.
Entre el inconfundible olor a rancho canino, acrecentado por el agua caliente que añaden a la papilla, te dan unas sencillas instrucciones que se resumen en una: nunca quites el pie del freno cuando el trineo esté parado a menos que hayas puesto el ancla. Si no nos acordamos de esa norma básica, no hay que preocuparse; una sola vez que se escape el trineo servirá para que no volvamos a olvidarla. Son perros que llevan en sus genes esa necesidad de tirar y cuando no notan un freno que se lo impida, no se detienen.

Los lagos helados
Las jornadas de dos o más días suelen recorrer entre treinta y cuarenta kilómetros diarios. La confianza con los perros va en aumento a cada metro recorrido. Mientras el trineo está en marcha, los perros están en completo silencio. Si hay alguna riña entre ellos, enseguida se nota la jerarquía establecida y el perro que guía deja las cosas bien claras. Ese silencio hace que el único sonido sea el del patín al cruzar un lago helado o esas enormes extensiones de nieve. Un sonido que difícilmente se olvida. Si hace mal tiempo, cuando cuesta distinguir a los trineos que van delante, la travesía se tiñe de la épica de las grandes expediciones pero en formato para todos los públicos.


Cuando brilla el sol, los paisajes son de una belleza única. Hacia el mediodía, se hace una parada para que descansen los perros. En una cabaña sami típica se preparan unos rollos de salmón en una hoguera y café caliente para proseguir la marcha con renovados ánimos. Tras finalizar la travesía diaria se duerme en cabañas de madera en el bosque. Un entorno idílico para las inciertas noches de Laponia en invierno, cuando se espera a la dama verde que baila en el cielo, la aurora boreal.


Un suelo que cruje a cada paso, el crepitar de los troncos en la chimenea y el cocinero preparando un estofado de reno que servirá acompañado de puré de patatas, grosellas y pepinillos. Un atrezzo perfecto como antecedente de las grandes ocasiones. Si la noche está despejada, es fría, hay casi garantía de ver la aurora boreal. Luego hay días de copiosas nevadas, con el cielo totalmente nublado, en que la lógica te manda a dormir. Pero la sorpresa puede saltar cuando menos lo esperas, hay que dormir con un ojo abierto porque en cualquier momento te sacarán de la cama con un grito: ¡Northern ligths!



Aquest és un vídeo excel·lent sobre les aurores boreals del web visitfinland...



...i sobre els safaris amb huskies per paratges completament nevats...


Nauttikaa! Gaudiu!
MOI, MOI ja hyvää viikonloppua!

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